Tuesday, February 22, 2011

Faggots of Río Piedras, Unite(d)!



And so it happened that one day a faggot stood in front of a tower. Ah, what a faggot! He did not prance or fly. Nor did he sprout feathers. He couldn’t. He would have loved to scale the tower like Spiderman or Superman but he was afraid after hearing the news about the Broadway musical in which all of the actors flew and fell on the ground as if injured birds, defeathered, poorly flown our flying superhero. The faggot was not a superhero, as much as he’d like. What a dream! A superhuman faggot, as if a Nietzchean, Foucaultian, Derridian, Simone de Bouvoirian, Rosario Ferreian, Talia Cuervian, Manuel Ramos Oterian, Mayra Santos Febrian, Angel Lozadian thing, confusedly and contradictorily Martin Luther King Junioran, Mahatma Gandhian, Malcolm Xian, just like saying: you are mine. You on this Saint Valentine’s Day, day of lovers, you who are standing there, so handsome, so solidary, so close to the tower, so close to the featherless faggot, so ready to fly over the tower, to reclaim it, paint it, manhandle it, respect it, plant it, love it, kiss it, so phallic the tower, but not for that reason less majestic, democratic or Socratic. It was quite a tower. Not exactly made of ivory. It fancied itself to be a journal and who knows, perhaps it was. Ah, what a paper tower, full of papers, with bells, and do we ever love bells, those of us that are this way! Well, let me not over-generalize. So lovely the bells, so preferable to alarms and police batons, to the mute sound of the baton strike that hits a student, that sound of wood that does not fit nor should fit in the tower or in the ears of the faggot, that sound so contrary to the slogans and screams and demands and placards that the faggot prefers when they are just and necessary. Was the tower made to hear the sound of wood hitting students or of plastic turned into handcuffs tying wrists or of tear gas that makes us all cry? What does the tower think of the horse turned savage weapon to trample on and intimidate students and staff and faculty? The tower has seen everything including the blood of death. How many faggots have gone by the tower, through the tower, down its hallways and stairs? How many policemen has it seen, how many students? Is this my tower? The faggot likes it. The faggot has tower fever, a craving, a hunger and thirst. Perhaps the faggot thinks she is Spanish, or is it Moorish? Mozarabic? Visigoth? Egyptian like the pyramids, Egyptian and Pharaonic like the democratic multitudes that overthrew the great dictator. Architect or architectonic, with the enthusiasm of an engineer, or is it for architects and engineers on this day of love? The faggot does not like the tower bathed in blood or dressed in the red of violence. The faggot does not like police that injure students with their batons or ex-presidents that are among the living dead or incompetent and antihuman vice-chancellors or Boards of Trustees that clamor for the return of the days of Rome, of Christian martyrs and slaves sacrificed to the great lion. The faggot is a teacher, what faggot isn’t? The faggot is a teacher of life and that is why she teaches, oh, how she teaches and teaches and talks and talks nonstop, cleaning, shining and bringing splendor, pushing and begging and crying, for one has to cry and scream and sing and dance, especially with tambourines and congas and the palms of one’s hands, clapping them to make them ring. Ah what a tower. Ah what loves. Ah what a faggot. Love each other, my dear companions. Thou shall be loved and are loved back, this tower is love. This campus is love. This faggot is love. And it shall come, the day shall come when the police are love and the presidency and chancellorship and the regents are for love. Mirror of love, tower of love, faggot of love.

(Speech read at the Sit-in/Stand-up/Reading by Puerto Rican authors in front of the Tower of the University of Puerto Rico, Río Piedras, Monday, February 14th, 2011. Event organized by Melanie Pérez Ortiz and Rafa Acevedo.)



Photo by Ivan Chaar-Lopez, 14 February 2011, Río Piedras, Puerto Rico.

Thursday, February 17, 2011

¡Maricones de Río Piedras, uníos!



Hay que ver que un día se paró un maricón en frente de una torre. ¡Ay qué maricón! No voló. No echo plumas. No podía. Escalar la torre quiso cual Spiderman o Superman pero estaba con miedo con eso de las noticias sobre el musical de Broadway en el que todos los actores salían volando y caían al piso cuales aves heridas, desplumadas, mal volado el superhéroe volador. El maricón no era superhéroe, ya quisiera. ¡Qué sueño! Pato superhombre, una cosa nietzcheana, foucaultiana, derridiana, simonedebouvoiriana, rosarioferriana, taliacuerviana, manuelramosoteriana, mayrasantosfebriana, angelozadiana, confusa y contradictoriamente martinlutherkingjuniorana, mahatmagandhiana y malcolmexiana, así como de decir: tú eres mío. Tú en este día de San Valentín, en este día de los enamorados, tú que estás ahí parado, tan guapo, tan solidario, tan cerca de la torre, tan cerca del maricón sin plumas, tan listo para volar sobre la torre, para reclamarla, pintarla, manosearla, respetarla, plantarla, amarla, besarla, tan fálica la torre, pero no por ello menos majestuosa, democrática o socrática. Era una torre de lo más aquel. No era exactamente de marfil. Se creía revista y quién sabe, tal vez lo era. Ay qué torre de papel, llena de papeles, con campanas, tanto que nos gustan las campanas a todas nosotras que somos así. Bueno, déjame no generalizar. Tan lindas las campanas, tan preferibles a las sirenas y al macanazo, a ese sonido mudo del golpe de la macana, ese sonido de madera que no cabe ni debería caber en la torre ni en las orejas de la loca, ese sonido tan opuesto al de las consignas y gritos y reclamos y pancartas que tanto prefiere la loca cuando son justas y necesarias. ¿Fue hecha la torre para oír el sonido de la madera que golpea o del plástico vuelto esposas o de las bombas lacrimógenas? ¿Qué cree la torre del caballo vuelto arma salvaje para pisotear e intimidar a estudiantes y trabajadores y profesores? La torre lo ha visto todo, hasta sangre de muerte. ¿Cuánto maricón no habrá pasado por la torre, en la torre, entre sus pasillos y escaleras? Cuanto policía no habrá visto, cuanto estudiante. ¿Será ésta mi torre? A la loca le gusta. La loca tiene fiebre de torre, antojo, hambre y sed. Española se creerá la loca, ¿o es morisca? ¿Mozárabe? ¿Visigoda? Egipcia como las pirámides, egipcia y faraónica como las multitudes democráticas que lograron la salida del gran dictador. Arquitecta o arquitectónica, con afán de ingeniera ¿o será de ingenieros y arquitectos en este día del amor? A la loca no le gusta la torre bañada en sangre ni vestida del rojo de la violencia. A la loca no le gusta la policía que macanea estudiantes ni ex-presidentes muertos en vida ni rectoras incompetentes y antihumanas ni juntas de síndicos que reclaman por los días de Roma, de mártires cristianos y esclavos tirados al gran león. La loca es maestra, ¿qué loca no lo es? La loca es maestra de la vida y por eso la loca educa, ay, cómo educa, enseña y enseña y habla y habla a más no poder, limpia y pule y da resplandor, empuja y suplica y llora, porque hay que llorar y gritar y cantar y bailar, especialmente con panderos y congas y palmas de carne y hueso, chocando las manos para hacerlas sonar. Ay qué torre. Ay qué amores. Ay qué loca. Amaos y amaas, mis queridos y queridas compañeros y compañeras. Amados y amadas serán y son, esta torre es amor. Este recinto es amor. Esta loca es amor. Y ya vendrá, ya vendrá el día en que la policía será amor y la presidencia y rectoría y junta de síndicos serán para el amor. Espejo de amor, torre de amor, maricón de amor.

(Texto leído en el Sit-in/Stand-up/Lectura de escritores y escritoras del país frente a la Torre de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, el lunes 14 de febrero de 2011. Convocaron Melanie Pérez Ortiz y Rafa Acevedo.)

Foto por Ivan Chaar-Lopez, 14 febrero 2011, Río Piedras, Puerto Rico.